El tiempo pasa volando, literalmente sin darnos cuenta; aunque las horas se hagan interminables, aunque la pesadez de un día tras otro nos agobie, aunque estemos anquilosados física y mentalmente, el tiempo sigue su devenir y, sin darnos cuenta, apenas como un lapsus, pasamos de la adolescencia a la vejez. La mente es así; nos engaña y, curiosamente, falsea la percepción del tiempo, consiguiendo que parezcan minutos los años pasados incluso con dolor y penalidades ¿os acordáis de la pandemia? Casi cinco años ya.
Lo escribí en unos versos:
El tiempo, tan efímero,
tan sutil, tan etéreo,
no es ayer ni mañana,
sólo es hoy.
Ahora es hoy.
Viene esto a colación porque, aunque parezca que fue ayer, hace ya una década que dispuse de un blog que me hizo un amigo. Entonces ya decía que no era amante de las nuevas tecnologías, pero que, sin embargo, era mi intención mantener un blog cuidándolo a diario, como a las macetas. No fue así, aquello duró lo que un cantar sevillano porque no le presté atención. Pasaban los días y la maceta se secó.
Hoy, apenas un segundo después, es decir, casi diez años, vuelvo con las mismas intenciones a lo mismo, ahora dentro de la web que estáis viendo. La encargué antes del verano y dejé toda la información que creí conveniente que apareciera, han pasado cuatro meses y ya tengo más archivos y cosas que podrían estar. Esa es la idea, mi idea de blog: ir añadiendo nuevas entradas de las muchas cosas que voy acumulando para que no se quede obsoleta la página. No creo que lo consiga, pero la intención es buena. Si el montón de tiempo que me sobra con la jubilación me deja, añadiré nueva información, si no, espero que se comprenda.
Un saludo muy cordial para todos.